Esta tarde ha venido mi amigo Paco con su ayudante Jesús a mi clase para aclarar el misterio del agua salada del mar. Para romper el hielo ha empezado con una dramatización : la mitad de los alumnos han sido rocas y la otra mitad agua dulce, de río, que pasaba entre las rocas, las iba acariciando y erosionando, diluyendo sus sales minerales.
Luego nos hemos metido en materia: habíamos elaborado una “montaña con mensaje” a la que le ha ido tirando agua dulce (había que probarla previamente); hemos comprobado que el agua iba deshaciendo la montaña y el agua que arrastraba pasaba a ser color tierra y tenía sabor salado (había que volverla a probar). La montaña tenía un mensaje en su interior y decía así: “Enhorabuena, habéis descubierto el por qué del agua salada del mar. Sois muy listos”.
A continuación la pregunta ¿qué pasará si le echamos agua caliente? ha provocado división de opiniones. Para ayudar a pensar, Paco continua su experimento: en una botella echa agua fría, en otra agua caliente y en ambas unas gotas de tinta azul. Observamos qué ocurre. Los niños comprueban que en agua caliente la tinta se diluye con más rapidez y por toda la masa de agua (es la teoría cinética que estudiarán dentro de unos pocos años).
Pasa la hora volando, son las 5 y media. Para mañana hay que razonar la cuestión: ¿qué le pasará a la “montaña con sorpresa” si le echamos agua dulce caliente?
Observar, describir, lanzar hipótesis, experimentar para demostrar, comparar… Hoy hemos seguido los pasos del método científico y hemos comprobado que comprender conceptos científicos complicados es posible y es divertido. ¡Gracias, Paco! Te esperamos de nuevo para seguir aprendiendo.
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